Buen día, miserables.

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Buen día, miserables.

Hoy conmemoramos el octogésimo segundo aniversario de que un químico suizo tuvo que salir antes del trabajo, agarrar la bicicleta y volverse a su casa porque se sentía raro.

Sí, don Albert Hoffmann:

Viernes 16 de abril de 1943: me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después.

(Cita en Wikipedia; corregí la fecha de acuerdo al texto de la traducción inglesa, **LSD, My Problem Child: Reflections On Sacred Drugs, Mysticism, and Science; se consigue traducción al italiano, pero no hallo al español, ni el texto original en alemán.)

El 19 de abril, el que celebran otros como "Día de la Bicicleta", para mí es Día del Mal Viaje: probó 250 μg del compuesto que en Sandoz denominaban LSD-25 (un cuarto de miligramo, en unidades más familiares), dosis que parecía razonable considerando la actividad de otros alcaloides del cornezuelo, y se llevó un chasco. Rompiendo se aprende, en neurofarmacología como en cualquier otra disciplina.

También podría llamarse Día de Hacerle de Niñera a quien No Sabe Drogarse: no sabemos el nombre del médico de cabecera de Hoffmann, pero sentimos su dolor si nos ha tocado la ingrata tarea. (Y más le vale agradecer a el o la causante después.)

En fin, cada cual obtendrá de la accidentada historia de los alucinógenos las conclusiones o moralejas que quiera y pueda. Personalmente elijo no demonizarlos ni endiosarlos: el siglo XX nos ha dado tecnologías (y respuestas sociales a las mismas) peores, y por raro que parezca a algunos, también mejores.